Cuando queremos tener un hijo, pero espontáneamente no podemos, se abre un abanico de situaciones que muchas veces sabemos manejar, y otras veces no. En ocasiones cuesta pensar más allá de la consulta con el médico, de cuándo bajará la regla, la medicación que hay que comprar para empezar la estimulación ovárica, y vamos dejando de lado nuestros sentimientos, dando por sentado que es una situación difícil y que ya se superará sola.
La realidad es que muchas veces se supera sola, pero otras veces necesita de la ayuda de grupos de personas que están en nuestra misma situación, o de un profesional que nos ayude a sobrellevar este proceso de búsqueda de un hijo, para que las dificultades por las que estamos atravesando no afecten de forma irreparable nuestro vida cotidiana y el vínculo con los que nos rodean.
Si te sientes identificada con las señales que verás a continuación, te sugiero que pidas ayuda, para que el proceso por el que estás atravesando sea lo menos dificultoso posible.
- Perder interés por las actividades que vienes desempeñando día a día.
- Pensamientos como: “ya nada tiene sentido en mi vida”.
- Llevar poco tiempo buscando embarazo, pero igualmente sentir que quieres “tirar la toalla”.
- Sentir que con las personas que estás compartiendo las vivencias de búsqueda de embarazo, ya no quieres hablar.
- Crees que la infertilidad está afectando tu vínculo de pareja.
- En la consulta con el médico te ha sugerido un tratamiento de reproducción que no tenías en mente y no sabes cómo manejar la situación.
- Estás muy irritable y no encuentras la manera de mejorar.
- La presión que sientes desde el exterior (padres, hermanos, amigos, familia política) para tener un hijo te está afectando negativamente.
Poder compartir tus vivencias con un profesional que pueda guiarte, darte sostén y acompañamiento en este proceso, resultará en una mejoría en tus vínculos y por tanto una mejoría en tu día a día. Recuerda que no estás sola!
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Giuliana Baccino, PhD 